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Montse Tomé, ¡Vete ya!

Que los entrenadores son parte del eje vertebral de un equipo es algo más que obvio. De hecho, mucha gente, desde aficionados hasta profesionales del fútbol considera que estos son la figura más importante en un equipo. Lo mismo ocurre con las selecciones, en las que los seleccionadores tienen la complicada tarea de escoger qué futbolistas representarán a su país, para después, entrenarlos durante cortos periodos de tiempo y hacer que el grupo funcione. No es una tarea precisamente fácil, por lo que es necesario estar a la altura. Un seleccionador, además de las cuestiones tácticas, requiere de una correcta gestión del grupo, y debe ganarse la confianza de las jugadoras y tener las ideas más que claras. Si algo ha demostrado Montse Tomé, es que no está a la altura de una selección como la de España. Pese a ser esto una simple opinión personal, que compartimos ambos miembros de la redacción de El Parque, las evidencias de la cuestión son claras, pero cada uno es libre de sacar sus propias conclusiones. A continuación, explicaremos el porqué de esta contundente opinión.

Montse Tomé y su predecesor y amigo, Jorge Vilda | Vanitatis

Primeramente, debemos nombrar algo que salta a la vista, el mal juego de España. Tiene mérito jugar tan mal al fútbol con unas jugadoras de tal nivel, que en sus clubes son top mundial. Es hasta complicado hacer que jueguen a un nivel tan bajo. En las victorias y en las derrotas, el juego de la selección es tremendamente bajo si tenemos en cuenta la plantilla. Miramos nombre por nombre, y no hay motivo para no exigir a este equipo jugar como los ángeles.

Si te sientas a ver los partidos de la Selección Española y tienes una mínima idea de fútbol, te preguntarás qué se le pasa por la cabeza a la seleccionadora en algunos momentos. Un gran ejemplo es a la hora de hacer cambios. Muchos de ellos no tienen ningún sentido, incluso en ocasiones parecen hechos aleatoriamente. Necesitas remontar un partido y cambias una lateral por otra lateral, que además es más defensiva que la sustituida. Tienes a una jugadora haciendo un mal partido y quitas a la que mejor está jugando. Quizá por nombre, quizá por no tener lo que se necesita para dirigir un grupo tan importante. A veces en el once vemos jugadoras que parecen intocables, cuando a la vista está que no están en su mejor momento u otras están haciendo un torneo mejor.

Durante estos Juegos Olímpicos hemos visto muchas de esas decisiones difíciles de entender. La más obvia, sin duda, fue la suplencia de Alexia Putellas en las semifinales ante Brasil. Una Alexia que estaba siendo la mejor de España en el torneo, que estaba jugando a un nivel no muy lejano de aquella crack que maravilló al fútbol y consiguió dos balones de oro. Una jugadora que ha vuelto a su mejor nivel físico, mental y futbolístico, que es absolutamente clave en tu selección y, junto a Aitana, la más diferencial. Es inexplicable sentarla en un partido tan importante. Eso mismo se encargó de demostrar la propia futbolista, haciendo mucho más en 13 minutos de lo que hizo cualquier otra jugadora en 90. ¿Guardiola habría sentado a Messi en unas semifinales de Champions? No. ¿Giráldez habría sentado a Aitana Bonmatí en Stamford Bridge? No.

Otro tema que da que hablar sobre Montse Tomé es su nula capacidad de reacción, su justita pizarra táctica por no decir vacía. Los entrenadores suelen tener una gran diversidad de variantes según lo que te ofrezca el rival, lo que te da capacidad de reacción en caso de alguna sorpresa táctica. Además, un director técnico debe ser capaz de adaptarse a lo que te pida el partido según el resultado, la dinámica de cada equipo, las futbolistas sobre el terreno de juego, y un largo etcétera. Parece que nuestra seleccionadora no es capaz de detectar ninguna de estas variantes, ya que hace jugar a nuestra selección siempre de la misma manera, sin importar las circunstancias.

Nuestra seleccionadora tampoco es capaz de sacar el mejor nivel de sus jugadoras, ni siquiera el 80% de ellas, por no decir el 50%. No tiene ningún sentido ver una temporada antológica de ciertas futbolistas, especialmente las culés, y que bajen tanto su rendimiento en la selección. Una Laia Aleixandri, que viene de ser la mejor central de la pasada WSL, llega y no está al nivel con España. ¿Son peores futbolistas de la noche a la mañana? Desde luego que no. Es inevitable pensar que la culpable de ello está en el banquillo. Tampoco parece tener la confianza de las jugadoras, pero de eso hablaremos después porque va más allá de lo futbolístico.

En cuánto a las convocatorias, tampoco podemos decir nada positivo. Tomé tiene la ventaja de entrenar al país con más talento futbolístico del mundo, de poder seleccionar a muchas jugadoras de primer nivel, pero eso también requiere de escoger a las mejores, a las que más lo merecen. Sus convocatorias son siempre cuestionables, y aunque es una tarea compleja, es difícil entender algunas decisiones. Cambiar tu lista para el juego por el bronce es, además de evidenciar que no confías en tus propias decisiones, un golpe bajo para las descartadas. Una de esas descartadas fue al capitana Irene Paredes. Por no hablar de las nulas oportunidades al talento joven que está saliéndose en las categorías inferiores en España o que, después de buenas temporadas, siguen sin recibir la oportunidad de representar a su selección. En vez de llevar a jugadoras con muchísima carga de partidos en los amistosos en mitad de temporada, llevar a ese tipo de futbolistas sería lo mejor para todas. Luego llegan las lesiones y las jugadoras mermadas físicamente. La historia ya la conocemos bien.

Hablábamos de que Montse no tiene la confianza de las jugadoras. Eso va mucho más allá de lo futbolístico, más allá de que se trate de una gestora de grupo nefasta. Y es que no es cierto para nada cierto que se hayan arreglado las cosas con la federación. Simplemente las jugadoras no pueden permitirse prescindir de competiciones de tal calibre por cuestiones ajenas a ellas. Muchas de las futbolistas de la selección no son felices defendiendo a la selección que aman con una situación como la que atravesamos en el fútbol español desde hace años. Una situación que en realidad no se ha arreglado, solo se ha blanqueado desde la propia federación.

¿Cómo van las jugadoras a confiar en una persona que salió a aplaudir a Luis Rubiales durante su esperpéntica rueda de prensa? Alguien que hizo semejante acto no debería haber continuado un segundo más en su cargo, pero ya sabemos cómo funcionan las cosas en los altos cargos del fútbol español. No estamos descubriendo América. En el caso de que fuera forzada a aplaudir y hacer el paripé, podríamos dar una larga lista de nombres de entrenadoras y entrenadores top españoles que, por encima de los intereses, habrían puesto sus valores. De hecho, conocemos 15 heroínas que sacrificaron defender a su país por poner por encima de todo sus valores. ¿Tan difícil era tener dos dedos de frente ante tal situación indefendible? Ni siquiera hubo una disculpa posterior. Es una más.

Montse tomé era la segunda de Jorge Vilda, un seleccionador que era más dictador que entrenador. No puede ser muy diferente a él si era su persona de máxima confianza, la segunda mayor voz del vestuario. Habla muy mal de la Federación que la sustituta de Vilda fuera su segunda, en un teórico cambio de caras en el eje de la federación que se prometió desde la propia Federación. De tal palo tal astilla, dicen. Es otra villana más de un grupo de personas que están dispuestas a destrozar la salud mental de las mejores jugadoras de su país por sus propios beneficios. Y eso no es una opinión, es una evidencia.

La cruel realidad es que Montse Tomé fue renovada antes de los Juegos Olímpicos, demostrando la Federación que, ajena a los resultados, puede seguir en el cargo hasta que les dé la gana, igual que con su predecesor y colega Jorge Vilda. No quieren el bien de la selección, quieren su propio bien. También dice mucho de ella el haber aceptado esa interesada e inmerecida renovación sin haber conseguido ningún resultado, o no dar un paso al costado tras el ridículo en los Juegos. Muestra cero decencia como seleccionadora y como persona, además de 0 autocrítica y 0 autoexigencia, imprescindible en el deporte de máximo nivel.

Las jugadoras merecen mucho más, los aficionados merecemos mucho más, España merece mucho más. Montse Tomé, vete ya.

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